Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad

¡Hola!

    Hoy vamos a adentrarnos en el mundo del Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad, además de la impulsividad. Actualmente, aún se escuchan frases del tipo:

‘’El TDAH no existe, es algo que está de moda’’

‘’Eso lo diagnostican porque no saben lo que tiene’’

‘’Le dicen TDAH porque el niño es muy inquieto’’

Y numerosas frases que, honestamente, son muy ofensivas tanto para el niño que lo padece como para sus familiares.



    El TDA(H) existe y es definido como un trastorno del neurodesarrollo de carácter neurobiológico que se origina en la infancia y que persiste durante toda la vida. Se produce por una alteración de dos neurotransmisores, que son la noradrenalina y la dopamina, los cuales son los responsables de que los individuos sean capaces tanto de autocontrolarse como de inhibir conductas inadecuadas en sí mismo.

Como ya he mencionado al principio, el TDA (H) se compone de Déficit de Atención (o lo que es lo mismo, desatención), hiperactividad e/o impulsividad. Pero, ¿qué significa cada una de ellas?

¿Qué es el Déficit de Atención o desatención?

    La desatención o el déficit de atención se producen, sencillamente, porque la atención selectiva se encuentra afectada, se ralentiza, se confunde o se desinhibe de lo que hace o intenta hacer. 

    Hay diferentes tipos de déficit y son los siguientes: de amplitud (percepción), lentitud de desplazamiento (de atención visual), de concentración, de distraibilidad, de falta de intensidad (estímulos poco intensos), indiferencia atencional (no hay interés), hipercuriosidad atencional (elevado interés por todos los estímulos presentes), escasos recursos atencionales, fatigabilidad (cansancio por la actividad), impersistencia (no hay atención sostenida), disfunciones de la vigilancia, alteraciones en la intensidad, ausencia mental, lagunas temporales y deficiencias en los mecanismos selectivos.

¿Qué es la hiperactividad?

    Literalmente, la hiperactividad es un movimiento excesivo que no tiene ningún objetivo planeado. Se refiere a un exceso de comportamiento que se mantiene, prácticamente, de manera diaria, y dura más de 6 meses. Además, este comportamiento influye en el niño de manera negativa en su día a día, en cualquier ámbito.

¿Qué es la impulsividad?

    Según Dickman, la impulsividad es una propensión a actuar con una menor previsión de las consecuencias de nuestros actos. En pocas palabras es la ausencia del control motor y previsión de las consecuencias que sus actos puedan tener.

    Así que, con las respuestas a las últimas preguntas, llegamos al punto en el que diferenciamos los tipos de TDA(H) que existen. Estos son:

  • De tipo combinado: Déficit de atención con hiperactividad/impulsividad.
  • De tipo predominante hiperactivo.
  • De tipo predominante con déficit de atención.

    Para saber qué tipo de TDA(H) sufre el sujeto, se necesitan realizar evaluaciones y diferentes pruebas, las cuales deben obtener un número determinado de puntos para que cada tipo sea válido y, por tanto, saber el tipo que presenta o no en el niño. Un ejemplo de prueba puede ser EDAH (para tipo combinado y de manera individual).

    El TDA(H), por supuesto, puede ser tratado, ya que mejora el rendimiento cognitivo, académico, cotidiano y social del niño o adulto. Algunos de los tratamientos actuales que se llevan a cabo son:

    Farmacológicos: con el metilfenidato, que mejora los impulsos nerviosos que no funcionan correctamente, reduciendo la hiperactividad, aumentando la autoestima, beneficiando a la memoria a corto y largo plazo, etc. Pero como muchos fármacos, también tienen efectos adversos que es importante que se conozcan. Estos efectos son: aumento del ritmo cardíaco y de la presión arterial, temblores incontrolables, cambios de humor, confusiones, episodios de paranoia, alucinaciones, delirios… Y los que más se notan son: disminución del apetito, insomnio y, en algunos casos, tics. Hay numerosos fármacos para tratar el TDA(H), algunos son estimulantes, otros antidepresivos, betabloqueantes, ansiolíticos, tricíclicos y, la gran mayoría, antidepresivos no tricíclicos.

    Ejercicio físico: mejora las habilidades corporales y cognitivas, como es el autocontrol. El niño que sufre TDA(H) tiende a tener muy baja autoestima y, con ello, emociones negativas que puede canalizar con el ejercicio físico. Como consejo de diferentes profesionales, es mejor que si va a llevar al niño a alguna actividad extraescolar, lo haga al principio a un deporte individual, como natación, entrenamiento de tenis o un entrenamiento personalizado. Una vez se familiarice con él, lo más óptimo será compartir un deporte individual con uno colectivo y dejar, posteriormente, la elección a su juicio.

    Por otro lado, como especialista en PT y maestra, cualquiera de nosotros debe presentar unas orientaciones a las familias y al alumno, incluso a nosotros mismos para trabajar en el aula.

    Orientaciones a la familia: es imprescindible el juego atencional; juegos físicos, que consigan liberar toda la energía; técnicas de relajación antes de dormir; evitar pantallas 1 hora antes de ir a la cama; seguimiento de normas de la casa (conducta, tareas de casa y tareas del colegio); refuerzos positivos.

    Orientaciones para el niño/a: si es consciente, deberá registrar su propio rendimiento apuntando lo que ha hecho y el tiempo que ha tardado, además de las pausas que se ha permitido hacer; centrarse en sus logros y no en sus fracasos; trabajar la autoestima sin fijación; hacer listas de los logros y de las consecuencias que ha tenido.

    Algunas ideas para trabajar la atención y rebajar el déficit así como entrenar la hiperactivdad son:

Déficit:

-Puzzles

-Rompecabezas

-Tres en raya

-Memory

-Laberintos

-Técnica de puntillismo en dibujos

-Muchos más…

Hiperactividad:

-Juego físico (para liberar energía)

-Movimientos cortos y estructurados

-Trabajar las tareas a través de listas hechas por el adulto y el niño, que lleven un orden y una estructura clara y lógica para el niño.

-Establecer una rutina deportiva diaria.

-Hacer pausas positivas entre tareas y actividades.

-Buscar siempre el aprendizaje de un error y conseguir ver el lado positivo (es muy importante).

    Tras todo lo escrito, solo queda decir que aún hay mucho por conocer sobre el TDA(H), pero no es una moda, no es un modo de ver la inquietud del niño, sino una realidad. Es muy importante conocer a nuestros hijos dentro y fuera de casa, involucrarnos en su proceso de enseñanza y aprendizaje e interesarnos por su progreso, hablar con su tutor/a, pedir tutorías y, sobre todo, ser muy paciente con los niños, lo necesitan.

    Esto es solo un aperitivo de lo que se sabe hoy en día sobre el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Hay cientos de cosas que no quedan reflejadas, otras que igual has escuchado y leído demasiadas veces y otras que son nuevas para ti, pero posiblemente puedas llevar a la práctica como madre, padre, docente, o contigo mismo.

    Como ya he remarcado, hay cientos de cosas que no sabemos, porque no hemos podido leer tantos manuales, libros, y no hemos tenido la suerte de trabajar con tantos niños como nos gustaría. Pero eso no nos exenta de conocer, aprender y empaparnos de ello.


Bibiliografía utilizada:

  • VV.AA. (2010). Casos prácticos de diagnóstico pedagógico. (1ª edición). Colección Humanidades núm 118. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Castilla – La Mancha.
  • Vallés Arándiga, A. (2003b). Hiperactividad. Promolibro.
  • Vallés Arándiga, A. Tratamiento Educativo de alumnos desatentos, impulsivos e hiperactivos.Valencia.
  • Asociación Americana de Psiquiatría, Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-V. Arlington, VA, Asociación Americana de Psiquiatría, 2013.

Gracias, Gloria, por ser mis otros ojos.

*Hay datos de algunos de los manuales o libros que no se conocen.


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